viernes, 22 de febrero de 2019

Aprendiendo a leer: sobre titulares tendenciosos en medios “equilibrados”



Por deformación profesional, siempre tengo la inclinación a interpretar. No se trata de buscarle las cinco patas al gato (mis adorados gatos), pero de darle sentido a la palabra. El otro día comenté un titular de El País, en su edición América, que afirmaba que la intervención de Trump en la crisis venezolana opacaba el papel de las fuerzas democráticas. Mi comentario me valió una reprimenda de un colega que me llamó miope y prejuicioso.

Ningún discurso es inocente. Todo discurso es enunciado por una persona con una visión del mundo (incluso, éste que escribo ahora). Cuando editores y periodistas tratan, a estas alturas, de presentar alguna equivalencia entre la lucha de las fuerzas democráticas por la libertad y el empecinamiento de Maduro y sus secuaces por quedarse en el poder usurpador, se equivocan periodísticamente y moralmente. Peor aún, cuando pretenden reducir esta lucha a una manipulación del imperialismo yanqui para desalojar a Maduro de Miraflores, simplemente repiten una serie de viejos estereotipos y lugares comunes.

¿Que el imperialismo existe? Pues sí. ¿Que el gobierno que encabeza Trump está haciendo todo lo posible por acabar con el régimen criminal que tiene secuestrado a Venezuela? Obvio. ¿Que para ello se ha puesto en marcha una estrategia coordinada entre actores nacionales e internacionales, lo que incluye a muchos otros países como Canadá, Colombia, Brasil, etc.? Clarísimo.

¿Qué motiva este tipo de titulares? Tengo algunas hipótesis, pero avanzo la que me parece más plausible. Algunos editores y periodistas de medios tan prestigiosos como la BBC, El País o The Guardian (que han denunciado desde hace mucho tiempo los abusos, corruptelas, violaciones, barbaridades y miserias del chavismo, porque todo hay que decirlo), a veces se dejan llevar por un impulso de supuesta objetividad para poner sobre el tapete que la intervención del “antipático” Trump y funcionarios como Bolton y Abrahams (con sus pasados “problemáticos”) representa de alguna forma la tradicional política del gran garrote de EE.UU.

Los venezolanos sabemos que no es exactamente así. Estados Unidos tiene intereses en el hemisferio (de nuevo, lo obvio). Pero el tipo de régimen que estamos enfrentando, que cuenta con aliados como la Cuba castrista (el vampiro del Caribe), Rusia (que está a punto de hacerse la sueca), China (que quiere que le paguen sus reales), Irán (que odia al Gran Satán y al Pequeño Satán = Israel), Hezbolá (que ya tiene un record de muerte en Latinoamérica, por su participación en los atentados de Buenos Aires), y toda clase de criminales (desde tratantes de blancas hasta el ELN), no sale solamente con la presión interna. Desde adentro y desde afuera hay que hacer peso para que caiga, y que podamos tener un gobierno de transición y elecciones libres.

jueves, 14 de febrero de 2019

The Venezuelan army’s staunch loyalty to an illegitimate dictator

General Padrino López, ministry of Defense, and Nicolás Maduro.

My text in The Conversation (Canada) about the role that the military is playing in the Venezuelan crisis. 

Since its birth as an independent republic, Venezuela has lived under the shadow of militarism in what writer Ana Teresa Torres has called the “heritage of the tribe.” Militarism was front and centre in a prolonged civil war in the 19th century and in dictatorships in the 20th century, the most brutal of them led by generals Juan Vicente Gomez and Marcos Pérez Jimenez.

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sábado, 2 de febrero de 2019

CUPE, EL MAYOR SINDICATO DE CANADA, HA ACTUADO DE FORMA INMORAL CON RESPECTO A VENEZUELA

Manifestantes en Caracas piden el cese de la usurpación de Nicolás Maduro, gobierno de transición
y elecciones libres.

CUPE, el mayor sindicato de Canadá (cerca de 700 mil afiliados), se ha pronunciado contra la posición del gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau en reconocimiento del presidente interino Juan Guaidó y el apoyo a un gobierno de transición para recuperar la democracia en Venezuela. Argumentan los directivos de CUPE que Nicolás Maduro fue electo de forma legítima, y que el gobierno de Canadá debería respetar la “soberanía de los venezolanos”. En su comunicado fustigan a Trudeau por haberse alineado con la política de Donald Trump hacia Venezuela.

CUPE ignora varios puntos importantes. Primero, Maduro no fue electo de forma legítima en mayo de 2018, como ellos argumentan. Las elecciones fueron convocadas de forma ilegítima por una asamblea constituyente, ella misma convocada y electa de forma espuria en contra de la constitución de Venezuela. Además, la elección tenía varios vicios: se prohibieron partidos políticos, candidatos de los sectores opositores fueron inhabilitados políticamente por tribunales o decisiones administrativas, otros, como Leopoldo López, están bajo arresto domiciliario, y la Asamblea Nacional, parlamento en el que los partidos de las fuerzas democráticas tienen la mayoría, fue desprovista de sus poderes legislativos y de controlaría por un Tribunal Supremo de Justicia que es una marioneta movida desde el ejecutivo de Maduro y sus secuaces.

Por otro lado, esas elecciones fueron realizadas sin garantías fundamentales, como el respeto a la libertad de expresión y de información, el acceso equitativo a los medios de comunicación de todos los candidatos presidenciales, el uso abusivo de los medios y presupuestos del gobierno para promocionar sus actividades partidistas, la puesta en marcha de un sistema de chantaje a través de la distribución de cajas de comida (los llamados CLAP) entre los más pobres (en un país que sufre escasez de alimentos), y la movilización de grupos paramilitares para intimidar a la población. Además, el régimen de Maduro controla al Consejo Nacional Electoral, autoridad que actúa con parcialidad a favor del chavismo.

CUPE igualmente ignora que el gobierno de Maduro ha perseguido a los sindicatos (como también lo hizo Hugo Chávez en su tiempo como presidente), encarcelado a sus dirigentes, destruido a las industrias petroleras, siderúrgica, del aluminio, entre otras, todas ellas grandes empleadoras de la masa obrera venezolana.

CUPE obvia en su comunicado que el régimen de Maduro ha quebrado la economía venezolana que vive una hiperinflación anual de al menos un millón por ciento (sí, un millón), una caída del PIB  de 11 por ciento en los últimos tres años, un incremento brutal de los niveles de pobreza, de desnutrición, el resurgimiento de enfermedades que estaban controladas en Venezuela, como la malaria, el incremento de la mortalidad infantil y materna, la destrucción de la red de hospitales públicos, la falta crónica de medicamentos, y una lista de calamidades que sería muy larga de enumerar.

CUPE también ignora que cerca de 4 millones de venezolanos han tenido que emigrar del país, lo que representa más del 10 por ciento de la población del país. Lo han hecho huyendo de la pobreza, la enfermedad y también de la violencia criminal, que ha resultado en el asesinato de 24 mil personas solamente en 2018 (cerca de 300 mil personas han sido asesinadas desde que el chavismo llegó al poder en 1999).

CUPE debería informarse mejor antes de emitir una opinión sobre lo que ocurre en Venezuela. Además de mostrar ignorancia, ha expresado gran desprecio por el sufrimiento de la gran mayoría de los venezolanos, y se ha colocado al lado de los que defienden a un gobierno criminal que ha violado sistemáticamente los derechos humanos, como lo han denunciado Amnistía Internacional y Human Rights Watch. CUPE ha actuado de forma inmoral.