viernes, 25 de agosto de 2017
For a Non-Strategic Approach to CSR: Connectedness and Social Value
Ya salió publicado el texto que escribimos a cuatro manos Rafael Pedraza Díaz y este servidor sobre un enfoque no estratégico de la responsabilidad social empresarial. Es una primera aproximación teórica que tiene potenciales aplicaciones en el terreno, especialmente en el contexto latinoamericano. Es también una crítica a la visión "estratégica" tradicional, que tiene su origen en el pensamiento y la práctica militar. El texto salió publicado en un volumen intitulado Corporate Social Responsibility and Corporate Governance: Concepts, Perspectives and Emerging Trends in Ibero-America editado por Lina M. Gómez, Lucely Vargas-Preciado y David Crowther.
jueves, 24 de agosto de 2017
El rostro de la Fiscal
Está pálida. Ha perdido peso. En esta foto tomada en Colombia el rostro de Luisa Ortega Díaz (LOD) muestra los signos de la angustia que la atormenta en estos días. Dicen que la camorra le podría cobrar cuentas que dejó pendientes en Europa. También se especula que su esposo, el diputado Germán Ferrer, tendría que temer por su vida. ¿Es esto una guerra entre malandros? Es muy probable. ¿Será que en la MUD han adoptado el dicho de Richard Nixon John Foster Dulles (gracias al Dr. Gustavo Villasmil por la observación)? Sí, aquel que decía: LOD es una Hija de…, pero es nuestra Hija de… Quién sabe.
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martes, 22 de agosto de 2017
Le rôle du Canada face au Venezuela
La guerre civile est une possibilité au Venezuela, mais les choses ont changé, au moins politiquement, depuis que ladite Assemblée constituante illégitime et inconstitutionnelle a été « élue » le 30 juillet. Une nouvelle « normalité » s'installe au pays où tous les acteurs politiques tentent de trouver leur place, y compris l'opposition représentée par la coalition réunie autour de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Continuez à lire ici.
jueves, 17 de agosto de 2017
Canada Must Show Venezuela's Criminal Regime What We Stand For
The supporters of the dictatorship are not welcome in Canada, where they and their families enjoy the human rights they have denied Venezuelans. Read more here.
Preguntas para un país de corta memoria
Hay que
hacer preguntas, aunque algunos no quieran escucharlas y mucho menos responderlas.
Especialmente en un país como Venezuela de corta memoria y juego de máscaras.
Aquí van algunas:
-
¿Quién financia las campañas electorales de los candidatos a las
regionales, tanto del PSUV como de la oposición, agrupados o no en la Mesa de
la Unidad Democrática? Organizaciones como Transparencia Venezuela nos podrían
ayudar a responder esta pregunta, o periodistas como Eugenio Martínez, especializado
en la fuente electoral.
-
¿Qué pasó con el asesinato de Antonio López Castillo, que fue
masacrado por funcionarios de la policía judicial en 2004, en medio de las
investigaciones sobre el asesinato del fiscal Danilo Anderson? López Castillo
era hijo de Haydée Castillo de López y de Antonio López Acosta, reconocidos
actores políticos ligados a Copei en la República Civil. Fueron humillados con
un arresto injustificado. Para el momento de esos hechos, el Fiscal General era
Isaías Rodríguez. En 2007 asumió la Fiscalía General, Luisa Ortega Díaz. ¿Hizo
algo la Fiscal Ortega Díaz para resolver el caso del asesinato de López Castillo? Aquí
pueden leer una carta que publicaron los padres de la víctima en 2006.
-
¿Será verdad que el caso Odebrecht salpica a Raimundo y todo el mundo?
¿Por qué no se ha abierto una investigación seria sobre las coimas y los
aportes a campañas electorales que pagó la constructora brasileña en Venezuela?
-
¿Cómo hacen para lavar dinero los operadores de Hezbolá en Venezuela?
Dicen que Venezuela ha sustituido a la triple frontera (Brasil, Paraguay y
Argentina) como centro financiero y logístico del Ejército de Dios (traducción
de Hezbolá) en América del Sur.
-
¿Qué pasó con la fábrica de bicicletas “atómicas” (Chávez dixit) que
la República Islámica de Irán montó en Tinaquillo, Estado Cojedes?
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domingo, 13 de agosto de 2017
Quisiera nombrarlos a todos
* Este poema lo escribí en 2008 para recordar a seres queridos que en ese entonces ya nos habían dejado.
Quisiera nombrarlos a todos
Por: Isaac Nahón Serfaty
Quisiera nombrarlos a todos
y con las palabras
convocarlos uno a uno.
Memoria, vínculo último,
testimonio del bendito recuerdo.
Quisiera que Papá Salomón,
con su voz justa y severa,
me dijera “No andes descalzo”.
Y que jugara de nuevo
una partida de ajedrez con Izack,
o hiciera una carambola
en la casa de la playa.
Quisiera que Mamá Sara,
con su dulzura de letuario,
celebrara un Día de las Madres.
Y que su sonrisa volviera,
como cuando jugaba Pelé
porque se acordaba de Río.
Quisiera preguntarle a Gabriel,
inteligencia superior,
poema a Sión.
Y que el llanto de mi madre
cesara al verlo llegar
de la mano de su padre,
sus caras de alegría.
Quisiera estar con Moisés
en la tienda de Jerusalén,
allí en la ciudad santa,
caminar con su bastón
y remontar la colina.
Quisiera volver con Samuel
un domingo a El Junquito,
para comernos un asado,
y escuchar de sus labios
la anécdota picante
con olor a hierbabuena.
Quisiera que Alberto,
en una lección de historia,
me hiciera descubrir las claves
de dónde venimos,
de quiénes somos.
Quisiera que Jaime
debatiera de política,
escribiera unos versos
y cantara una canción
para su amada Estherina.
Quisiera escuchar a Moselín
entonar un piyut en Maripérez,
su voz en la radio aquel día
en el que me convencí
que las casualidades
no existían.
Quisiera que Abramito
me llevara a Maracaibo
a bailar unas gaitas
para saber cómo
zuliano y sefardí
se combinan.
Quisiera que Mercedes
me diera una lección de piano,
y una tarde con té
interpretara a Chopin
para que a mi padre
se nombrara.
Quisiera que Mary,
en la solemnidad del Shabat,
me recibiera en su casa,
y que el aroma de la adafina
se convirtiera en nostalgia.
Quisiera que Joseph
tocara el Shofar
que se escucha a la distancia,
diciéndome aquí vamos
todos en la misma nave.
Quisiera que Tita Nelly (de Montreal)
me contara de los veranos en el chalet,
mientras la nieve cubre las calles
de blanco sobre blanco.
Quisiera que Tita Berta,
con esa elegancia tan suya,
me relatara sus viajes
de Tánger a Paris,
cosmopolita y magnífica.
Quisiera que Mercedes la prima,
en su lucidez preclara,
recordara Tetuán
como si fuera apenas ayer
que los escalones se contaban.
Quisiera que Salomón supiera
que ahora comprendo su heroísmo,
fortaleza del espíritu
que remonta toda dificultad,
que supera todo reto.
Quisiera que Mamá Israel
me bendijera
al entrar por esa puerta
de su casa en la Judería.
Quisiera que la abuelita Simy
caminara de nuevo
por la playa de Río Martín
cantando un romance antiguo.
Quisiera que el abuelo Emilio
me hablara de Argentina,
me develara ese misterio
que hay detrás de esas gafas oscuras.
Quisiera que la bondad de Chuchi
se desbordara por el mundo,
y volverme a montar en su VW
para sentir esa felicidad
que nunca se acaba.
Quisiera que Salvador,
con su risa sonora,
nos contagie de optimismo
para cruzar el estrecho
el día del exilio.
Quisiera que Salomón, mi tío,
pasee conmigo por Tánger,
me lleve por los rincones
de la ciudad blanca
y del mar sin límites.
Quisiera que Alicia, mi prima,
volviera a Puerto Azul
y saliera de esa foto
desde su juventud eterna.
Quisiera con Ángel
ir a Margarita,
para que la amistad y el sol
borraran toda sombra.
Quisiera que Ramón Riera
disertara sobre Venezuela,
para demostrarme que en el país
también hay grandeza.
Quisiera que la Señora Alicia
nos preparara un quesillo,
con ese sabor criollo
de la Caracas amable,
de los diciembres felices.
Ottawa, 8 de junio de 2008
Quisiera nombrarlos a todos
Por: Isaac Nahón Serfaty
Quisiera nombrarlos a todos
y con las palabras
convocarlos uno a uno.
Memoria, vínculo último,
testimonio del bendito recuerdo.
Quisiera que Papá Salomón,
con su voz justa y severa,
me dijera “No andes descalzo”.
Y que jugara de nuevo
una partida de ajedrez con Izack,
o hiciera una carambola
en la casa de la playa.
Quisiera que Mamá Sara,
con su dulzura de letuario,
celebrara un Día de las Madres.
Y que su sonrisa volviera,
como cuando jugaba Pelé
porque se acordaba de Río.
Quisiera preguntarle a Gabriel,
inteligencia superior,
poema a Sión.
Y que el llanto de mi madre
cesara al verlo llegar
de la mano de su padre,
sus caras de alegría.
Quisiera estar con Moisés
en la tienda de Jerusalén,
allí en la ciudad santa,
caminar con su bastón
y remontar la colina.
Quisiera volver con Samuel
un domingo a El Junquito,
para comernos un asado,
y escuchar de sus labios
la anécdota picante
con olor a hierbabuena.
Quisiera que Alberto,
en una lección de historia,
me hiciera descubrir las claves
de dónde venimos,
de quiénes somos.
Quisiera que Jaime
debatiera de política,
escribiera unos versos
y cantara una canción
para su amada Estherina.
Quisiera escuchar a Moselín
entonar un piyut en Maripérez,
su voz en la radio aquel día
en el que me convencí
que las casualidades
no existían.
Quisiera que Abramito
me llevara a Maracaibo
a bailar unas gaitas
para saber cómo
zuliano y sefardí
se combinan.
Quisiera que Mercedes
me diera una lección de piano,
y una tarde con té
interpretara a Chopin
para que a mi padre
se nombrara.
Quisiera que Mary,
en la solemnidad del Shabat,
me recibiera en su casa,
y que el aroma de la adafina
se convirtiera en nostalgia.
Quisiera que Joseph
tocara el Shofar
que se escucha a la distancia,
diciéndome aquí vamos
todos en la misma nave.
Quisiera que Tita Nelly (de Montreal)
me contara de los veranos en el chalet,
mientras la nieve cubre las calles
de blanco sobre blanco.
Quisiera que Tita Berta,
con esa elegancia tan suya,
me relatara sus viajes
de Tánger a Paris,
cosmopolita y magnífica.
Quisiera que Mercedes la prima,
en su lucidez preclara,
recordara Tetuán
como si fuera apenas ayer
que los escalones se contaban.
Quisiera que Salomón supiera
que ahora comprendo su heroísmo,
fortaleza del espíritu
que remonta toda dificultad,
que supera todo reto.
Quisiera que Mamá Israel
me bendijera
al entrar por esa puerta
de su casa en la Judería.
Quisiera que la abuelita Simy
caminara de nuevo
por la playa de Río Martín
cantando un romance antiguo.
Quisiera que el abuelo Emilio
me hablara de Argentina,
me develara ese misterio
que hay detrás de esas gafas oscuras.
Quisiera que la bondad de Chuchi
se desbordara por el mundo,
y volverme a montar en su VW
para sentir esa felicidad
que nunca se acaba.
Quisiera que Salvador,
con su risa sonora,
nos contagie de optimismo
para cruzar el estrecho
el día del exilio.
Quisiera que Salomón, mi tío,
pasee conmigo por Tánger,
me lleve por los rincones
de la ciudad blanca
y del mar sin límites.
Quisiera que Alicia, mi prima,
volviera a Puerto Azul
y saliera de esa foto
desde su juventud eterna.
Quisiera con Ángel
ir a Margarita,
para que la amistad y el sol
borraran toda sombra.
Quisiera que Ramón Riera
disertara sobre Venezuela,
para demostrarme que en el país
también hay grandeza.
Quisiera que la Señora Alicia
nos preparara un quesillo,
con ese sabor criollo
de la Caracas amable,
de los diciembres felices.
Ottawa, 8 de junio de 2008
viernes, 4 de agosto de 2017
Sobre la ambigüedad de las preguntas del plebiscito
Mi recordado profesor de metodología de la investigación en la Universidad de Montreal, Luc Giroux, prematuramente desaparecido, nos decía que la clave de un buen cuestionario de encuesta es que las respuestas posibles no deben dejar lugar a interpretaciones ambiguas. Ponía como ejemplo la pregunta del primer referéndum que se hizo el gobierno de Quebec en 1980 para consultar a los habitantes de la provincia sobre la separación del resto de Canadá.
Luc nos decía que la pregunta planteada por el Partido Quebequense, que dirigía el gobierno provincial en esa época, tenía una lectura ambigua y, por lo tanto, la respuesta a la pregunta podría también ser interpretada de forma ambigua. La larga pregunta decía más o menos así: el gobierno de Quebec ha dado a conocer su proposición de llegar a un acuerdo con el resto de Canadá para lograr un nuevo acuerdo que le otorgue a la provincia plenos poderes soberanos y que le permita mantener una asociación económica con Canadá, incluyendo la misma moneda. ¿Le da usted al gobierno de Quebec un mandato para negociar el acuerdo propuesto entre Quebec y Canadá? Casi el 60% de los votantes rechazó el acuerdo de soberanía-asociación propuesto por el Partido Quebequense.
Nuestro profesor de metodología nos decía que en ese 60% probablemente había todo tipo de opiniones. Algunos serían claramente anti-independistas, pero otros serían independistas “québecois” duros que no querían negociar un acuerdo con Canadá, sino declarar la soberanía absoluta de Quebec. Ese “No” era pues distinto al “No” de los que querían quedarse en Canadá. Esto era un típico problema de ambigüedad de la pregunta que genera a su vez ambigüedad en la interpretación de las respuestas, nos decía Luc.
Podríamos decir que con las preguntas del plebiscito que convocó la Asamblea Nacional el 16 de julio pasado ocurrió algo parecido. Especialmente la tercera pregunta se presta a esas interpretaciones ambiguas que envenenan el debate político entre los que apoyan a la oposición democrática. Esa pregunta decía textualmente: “¿Aprueba que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo establecido a la Constitución, y a la realización de elecciones libres y transparentes, así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional?”.
Una mayoría abrumadora de electores (casi 99%) dijo que Sí a la tercera pregunta. El problema reside en la interpretación de ese “Sí”, especialmente la parte final que dice “…la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional…”. Algunos dicen que el plebiscito le dio un mandato a la Asamblea Nacional para proceder a conformar ya un nuevo gobierno. Otros dicen que ese mandato es para conformar un gobierno de unión nacional después que se restituya el orden constitucional y se celebren elecciones democráticas y transparentes. De hecho, el propio presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, ha dicho que el parlamento venezolano no tiene el poder constitucional para conformar un gobierno. En cambio, otros argumentan que ese parlamento debe formar un gobierno paralelo inmediatamente, que incluya la designación de un nuevo alto mando militar.
La ambigüedad en la pregunta del plebiscito y en la interpretación de las respuestas ha alimentado un autodestructivo debate en el seno de la coalición opositora. Los electores lucen desorientados. Muchos están molestos con el liderazgo de la MUD. Un error “metodológico” (o más bien, político) que debilita a la oposición.
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Las claves de la guerra psicológica
"...Esta guerra psicológica irá in crescendo. Un día nos venden la impresión que “bajaron” la guardia... pero otro nos dicen que nada cambiará, que todo está ya decidido..." |
Hace cuatro años publiqué este artículo. Creo que lo planteado allí sigue muy vigente. El desánimo que sufren muchos venezolanos se explica, entre otras cosas, por una estrategia bien pensada e implementada que es típica de los regímenes totalitarios. Pueden leer el artículo aquí.
miércoles, 2 de agosto de 2017
Carta a George Ciccariello-Maher, apologista de la dictadura de Maduro
"Su ideología, en el sentido marxista del término, es un mecanismo de autoengaño ..." |
Estimado Profesor Ciccariello-Maher:
Mi nombre es Isaac Nahón-Serfaty. Soy profesor en el Departamento de comunicación en la Universidad de Ottawa (Canadá). Hoy escuché la entrevista que le hicieron en The Current de CBC radio. Por suerte, la periodista entrevistó también a otras dos personas: Emiliana Duarte, y al ex embajador de Canadá en Venezuela, Ben Rowswell. Ellos presentaron la dura realidad que se vive en Venezuela, bajo un régimen dictatorial que usted, de una forma absurda, con argumentos débiles, trató de defender.
El embajador Rowswell destruyó uno a uno los argumentos que usted presentó al afirmar que el régimen de Maduro no es una dictadura, que el Tribunal Supremo de Justicia es un “poder autónomo”, y que lo que se dio el domingo fue un proceso electoral “pulcro”, “legal” y “constitucional”. Además, usted sufrió una especie de amnesia temporal, ya que omitió en sus respuestas varios hechos muy relevantes para entender la realidad venezolana:
1. Que en cuatro meses de protestas el régimen de Maduro, ya sea de mano de la Guardia Nacional, la policía o los grupos paramilitares (colectivos), ha asesinado a más de 100 personas.
2. Que en Venezuela hay casi 500 presos políticos, muchos de ellos civiles sometidos, de forma ilegal, a juicios en tribunales militares.
3. Que la policía política del gobierno, el Sebin, no cumple las órdenes de los tribunales cuando emiten boletas de excarcelación de prisioneros políticos (por ejemplo, casos de Yon Goicochea, los policías del municipio Chacao, y de tantos otros), y que extorsiona a los presos y sus familiares, pidiendo altas sumas de dinero en dólares para que sean liberados.
4. Que la corrupción ha penetrado todos los niveles del gobierno “revolucionario”, incluyendo al sector militar. Los casos sobran. Por ejemplo, las coimas que pagó Odebrecht al propio Maduro o las importaciones de alimentos podridos por parte de “empresarios” asociados con el gobierno, solo por citar algunos.
5. Que la salud pública se ha deteriorado de forma brutal, en un país donde enfermedades que se habían erradicado vuelven a aparecer (por ejemplo, el paludismo), donde los niveles de desnutrición aumentan, así como la mortalidad materna e infantil, y las personas mueren por falta de medicamentos.
6. Que se esclaviza a los pobres a través del sistema de los CLAP, un sistema perverso de control social por medio de la distribución de bolsas de comida. A la gente se le amenaza que no recibirá esa bolsa miserable si expresa opiniones contra el gobierno.
7. Que la criminalidad está desbordada en Venezuela, donde cada año asesinan a más de 20 mil personas, y donde las cárceles se han convertido en el paraíso de los delincuentes, controladas por los “pranes” (jefes de bandas), gracias a la complicidad de personeros del mismo gobierno.
Podría seguir con mi lista, pero no lo quiero aburrir. Tengo la impresión que usted presenta sus argumentos a partir de una visión ideológica de la realidad venezolana. Su ideología, en el sentido marxista del término, es un mecanismo de autoengaño y un artilugio retórico para tratar de engañar a otros. Sin embargo, cada vez se hace más difícil engañar al mundo sobre la tragedia que se vive en Venezuela bajo la dictadura militar que tiene como cabeza visible a Maduro. Un mínimo de honestidad intelectual le exigiría revisar su posición en el momento en que un pueblo sufre la opresión de un régimen criminal. Probablemente eso sería pedirle demasiado.
Atentamente,
Isaac
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