viernes, 3 de julio de 2020

Relato breve: Shabat de cirujanos


Los ojos decían mucho. Algunos inclinaban sus cabezas dando la bienvenida. Otros hacían un esfuerzo con la vista para reconocer a alguien que llegaba un poco tarde. La mayoría permanecía en silencio. La verdad es que no era silencio. Más bien murmuraban plegarias con la cabeza baja. Uno que otro hacía un movimiento fugaz como buscando la mirada cómplice en el límite de los dos metros de su pequeño territorio. Seguro que había alguien que escondía una sonrisa que los otros no captaban. E incluso, había alguien que hablaba consigo mismo con un susurro casi inaudible desde las distancias. De vez en cuando unas pupilas se posaban sobre un reloj pulsera. Y una mano sacaba un pañuelo del bolsillo para secarse el sudor de la frente. Todo resultaba un poco sofocante, pero no hubo pánico. Como si hubieran recibido un entrenamiento especial o ya se hubieran acostumbrado a la nueva rutina, que incluía el uso de guantes de látex para abrir la puerta de la entrada (guantes que debían desechar inmediatamente después de usarlos). Al finalizar hubo un momento de excitación. Quisieron acercarse, salir de los micro territorios, preguntar cómo estaban sus respectivas paces. Pero uno advirtió que debían mantenerse alejados. Se desplazaron siguiendo la flecha que señalaba la salida. Ya en la calle, las mascarillas eran retiradas con cierta impaciencia. “Shabat de cirujanos”, pensó mientras el aire cálido acariciaba su rostro.

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